Moisés Caicedo, mediocampista del Chelsea y uno de los jugadores más destacados del torneo, protagonizó un emotivo momento tras la final del Mundial de Clubes disputada este domingo en el MetLife Stadium de Nueva Jersey. Mientras otros se enfrascaban en discusiones tras el pitido final, el ecuatoriano se arrodilló, levantó las manos al cielo y oró, agradeciendo a Dios por la victoria y por haber podido jugar a pesar de una lesión reciente.
El Chelsea sorprendió al mundo del fútbol al imponerse por 3-0 al Paris Saint-Germain, coronándose como el primer campeón del renovado Mundial de Clubes con 32 equipos. Caicedo, pieza clave del equipo inglés, recibió el Balón de Bronce como tercer mejor jugador del torneo, detrás de sus compañeros Cole Palmer y Vitinha.
“Todo es gracias a Dios. Hace unos días tuve una lesión y pensé que no podría estar aquí. Me arrodillé y se lo pedí, y hoy gracias a Él estoy aquí”, expresó visiblemente emocionado tras el encuentro. También dedicó el triunfo a su país: “Vi muchas banderas ecuatorianas. Estoy muy contento de dejar a Ecuador en lo más alto y quiero ser un ejemplo para muchos chicos en mi país”.
Con este título, Caicedo emula al legendario Alberto Spencer, quien en 1966 ganó la Copa Intercontinental con Peñarol, convirtiéndose en el segundo ecuatoriano en lograr un título mundial de clubes. Su testimonio de fe y su rendimiento en el campo lo consolidan no solo como un referente deportivo, sino también espiritual para la nueva generación.
